Es un tema que vemos a diario en distintas empresas, de todos los tamaños y rubros. Algunos líderes, muchas veces brillantes en su gestión y con resultados a la vista, prefieren mantener un perfil más reservado. Sienten que “su trabajo habla por sí solo”. Y aunque esa postura es totalmente válida, hay un punto que no podemos pasar por alto: hoy, las marcas que logran conectar de manera más profunda con sus audiencias son aquellas que tienen liderazgos visibles, cercanos y activos en sus canales digitales.
En un contexto donde la confianza, la transparencia y la conexión humana son claves para diferenciarse, el rol del líder ya no es solo interno o técnico. También es comunicacional. Y no, esto no se trata de transformarse en influencers ni de aparecer todos los días publicando por publicar.
Asumir accountability frente a la comunidad y los clientes, dando la cara en los momentos importantes, mostrando el compromiso detrás de cada decisión y reforzando la credibilidad de la organización.
Estar presente en momentos clave: desde lanzamientos de productos o servicios, hasta decisiones estratégicas, hitos internos o momentos complejos donde se requiere una voz clara y confiable.
Comunicar visión, valores y propósito de forma auténtica, ayudando a alinear a la organización y a proyectar un relato coherente hacia el exterior.
Ser un referente tanto hacia afuera como hacia adentro, fortaleciendo la cultura organizacional, inspirando a los equipos y marcando una dirección clara en tiempos de cambio.
Cuando los líderes comunican, no solo informan: refuerzan el posicionamiento de la marca, generan confianza, diferencian su propuesta y consolidan una cultura sólida y cohesionada.
Y lo mejor de todo es que esto no requiere grandes producciones, ni una agenda de contenidos hipercompleja, ni mucho menos una inversión publicitaria. Lo que sí necesita es coherencia, consistencia y acompañamiento estratégico para traducir la visión del líder en una presencia digital que sume valor real a la marca y a las personas.
En un mundo donde todos buscan conectar, el silencio ya no es una ventaja competitiva.
Sebastián Correa